Ayer hice un esfuerzo por no comentarlo, ya que me parece que a estos cabrones hay que condenarlos a la oscuridad más absoluta y, cuanto menos luz y taquígrafos se les de, mejor que mejor, pero la indignación me puede. La “valentía” de estos guerrilleros de la nada, de estos mercaderes de la muerte, de estos fascistas recalcitrantes, ha quedado más que demostrada con su última hazaña. Han hecho explotar un coche bomba, con casi trescientos Kgs. de explosivos a las puertas de una casa cuartel de la Guardia Civil; a las cuatro de la mañana, cuando las familias de los guardias dormían. Cuarenta niños con sus respectivos padres y madres dormían cuando el edificio casi se les vino encima. Se buscaba una masacre que sólo la suerte ha evitado que se produzca. Esto nos pasa a los españoles por conformistas y gilipollas, por no haber tenido ya las narices suficientes de organizarnos, sin meter en ello a los políticos, y salir a la calle a comernos, a bocaos si hace falta y aún a riesgo de envenenarnos, porque la carne de hiena seguro que envenena, a esta “pandilla de valientes”, que no son capaces de luchar cuerpo a cuerpo y que, cuando tienen todas las tribunas disponibles para exponer sus ideas y hacer sus demandas, hacen del terror su negocio particular. Mientras muchos curritos están en el paro o cobrando sueldos de mierda, de setecientos u ochocientos euros, ellos viven de puta madre haciendo del terror su negocio. Les sale rentable el tiro en la nuca o el coche bomba, para qué leches van a currar ocho horas diarias.
Recuperemos el espíritu del ¡Basta ya! Que surgió tras el asesinato de Tomás y Valiente, o las Manos Blancas tras el secuestro, chantaje y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Recuperemoslo y no permitamos que los políticos, los de ningún signo, nos lo roben.
Recuperemos el espíritu del ¡Basta ya! Que surgió tras el asesinato de Tomás y Valiente, o las Manos Blancas tras el secuestro, chantaje y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Recuperemoslo y no permitamos que los políticos, los de ningún signo, nos lo roben.
4 comentarios:
He intentado comprender sus razones, empatizar con ellas por ver si se me escapa algo al no tener yo un sentimiento nacionalista. De verdad lo he intentado pero no, no puedo, no entiendo y claro, he llegado a la conclusión de que son seres altivos, despiadados y un tanto básicos.
No sé qué podemos hacer que sea efectivo.
Cosas se me ocurren claro pero todas son anticonstitucionales en este estado de derecho que a ellos mismos les proteje.
No se les puede decir que sean guerrilleros, los guerrilleros son otra cosa. Estos son delincuentes, asesinos, perseguidores de la sin razón. No tiene ningún sentido su supuesta "lucha".
Es lo de siempre, no queda otra que perseguirlos y capturarlos.
Un Abrazo y mi solidaridad.
Gio.
Ya ves Amparo, los muy cabronazos han tardado veinticuatro horas mal contadas en volver a la carga y ésta vez han atinado. Dos vidas sesgadas con menos de treinta años. Demasiado cuerdos están todos los familiares de las víctimas, porque seguramente yo cogería una recortada y entraría en eso que llaman erikotabernas, o cómo leches quieran llamarlo, y no pararía hasta no darle un poco de su medicina. Lo siento, sé que lo del ojo por ojo y el diente por diente no es democrático, lo sé, pero es que estos cabrones no se han enterado todavía de que toda España, salvo ellos, estamos en democracia. Para esto tanto padecimiento en nuestra juventud?
A mi también se me ocurren cosas y todas anticonstitucionales. Al final lograrán que me haga facha.
Besos, Amparo.
Yo no les llamo guerrilleros Gio, se lo han llamado ellos mismos en más de una ocasión. Estoy de acuerdo contigo, su supuesta lucha no tiene ningún sentido y yo, que soy dialogante hasta decir basta, yo que no entiendo la razón por la fuerza, ni la entenderé nunca; a estas ratas mal paridas sólo les daría una celda, sin privilegios, junto con los demás delincuentes, y que se pudrieran en ella.
Gracias por venir, Gio, a dejar constancia de tu solidaridad.
Un abrazo
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