Éste es el primer poema que escribí, hace unos dos años y medio aproximadamente.
Letanía de la ausenciaTe busco y no te encuentro,
te toco y no te siento.
Imploro al mar tu presencia
y el mar me devuelve ausencia
Dónde están los besos salinos,
dónde la espuma blanca,
dónde la ingravidez,
dónde los fondos marinos
Maga sin su magia,
llamada sin respuesta,
letanía de la ausencia.
Qué efímero es el placer,
qué largo el olvido.
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Y éste otro el último que he escrito. Estoy en época de desgana y por no escribir no escribo ni la lista de la compra. Espero que se pase y espero volver a garabatear ripios, porque durante dos años y medio la escritura ha sido un bastón en el que sostenerme y una fuente inagotable de momentos felices.
Tampouco onte choraba a cidade
ataviada de pedra
Tampoco ayer lloraba la ciudad
ataviada de piedra,
ni le encontré hospedaje a sueños
que nunca nos pertenecieron.
Recuerdo que quisimos abrir grietas
en el lenguaje, siempre cruel,
de los relojes,
pero a veces el mar
nos es más que un espejismo.
Ahora que la noche duerme,
ajena a las caricias
de un cuerpo en ruinas,
el deseo ha dejado de doler
y abandero la palabra derrota
para aceptar mirarme en otras muertes.