No reconozco a esa que me mira
desde el espejo.
Tiene mi mismo color de pelo,
la rotundidad de mis caderas
y hasta la asimetría de mis pechos,
pero lleva hastío como máscara de pestañas
e indiferencia, por sombra de ojos.
En las pupilas un horizonte de derrotas
y en los labios la negativa de la risa
a presentarle sus credenciales.
En la garganta, palabras ciegas.
Caricias deshilachadas en el vientre
y entre los dedos la ingenuidad hecha añicos
Me niego a reconocerme en ese espectro.
16 comentarios:
Intento decirte, abriéndome paso en este "vade retro...", que es hermoso lo que escribes desde ese setimiento de mujer:
que no se reconoce "en el espejo" o en el fondo del alma?
que aunque con la misma forma aparente hay una forma esencial en el "horizonte de derrotas"
y "en la negativa de la risa en los labios"
Una metafísica poética que recorre las entrañas del ser aunque la "punta de iceberg" esté "en la garganta" en las "palabras ciegas" en las "caricias deshilachadas"
y "entre los dedos". Por eso creo que es dificil reconocerte "en ese espectro", tú una mujer vital.
Me encantaron estos versos. Un abrazote amiga. Tino.
Ni qué decirte, Ana. De mujer a mujer se comprende perfectamente esto que escribiste con una rotundidad maravillosa.
Esa que vemos, y que somos, ese espectro que sentimos que nos vive.
VADE RETRO, SÍ SEÑORA!!!!!!
(aunque sepa muy bien cuánto nos cuesta)
La p... madre, cómo se siente este poema!
Un abrazo más que grande.
pués dices que no eres poeta, vaya manera de describir lo que nos pasa a muchos, grato pasar por aquí Ana, un abrazo.
Los espejos nos juegan malas pasadas a veces, Ana, yo he pasado años sin mirarlos... siempre puedes darles la vuelta, y no, yo tampoco te reconozco en ese espectro.
Un abrazo
MArian
Sentido poema, si señora, llevado con mucha genialidad, un abrazo.
Muy bueno, Ana.. a mi me gusta.
Un abrazo.
Gio.
Muy bien escrito, ANA.
El paso de los años nos va desmoronando muchas cosas, nos va deshaciendo muchas cosas y eso queda reflejado en nuestra expresión, en nuestro cuerpo. De eso no hay duda.
Pero me parece que lo importante es que ese hueco vacío que dejaron aquellas ilusiones, lo llenemos de buenos logros. Logros que sólo con la edad y los años se pueden conseguir: la ternura, la serenidad, la comprensión, la justicia, la virtud, el sentido de lo relativo...Las personas que consiguen estas conquistas, apenas hacen demostración de ello, pero sus fisonomías irradian un tipo de energía, un tipo de magnetismo del que es difícil sustraerse. Sus acciones también quedan impregnadas de ello.
Por otra parte, ANA, he conocido a muchos ventiañeros ya ancianos y a muchos ancianos ventiañeros. Yo quisiera ser de estos últimos. No era su físico, sino su forma de ver la vida y sus ilusiones. Creo que quien sigue teniendo CURIOSIDAD por la vida, sigue siendo joven.
Un besazo. Magnífico poema.
Anita, tanto tiempo.
Si mal no recuerdo este poema es de aquel entonces. Del entonces en que compartíamos una página de poesía. Del entonces nuestro. De todos nosotros.
Te mando un beso.
Martín.
Gracias Tino por tus elogios. A veces eso de la fortaleza cuesta una barbaridad, pero a ver...no queda otra que echarle ovarios a la cosa.
Un abrazo
Gracias Bibi por estar siempre y siempre dejando halagos maravillosos.
Un abrazo
La gratitud es mia por tu visita. Yo también te estimo, Ernesto.
Parece que se nos ha ido la levantera, eh? este finde a la playa sin falta.
Un besazo
Pues yo voy a ver si les hago una fundita, aunque sea de ganchillo.
Gracias Marian.
Un abrazo
Gracias Carlos por tu visita.
Un abrazo
Gracias Gio. Un besazo
Ayyyy Martín, que alegría me da verte por mis ripios.
No el poema, no es de aquellos entonces, es reciente. El tiempo pasa y los temas permanecen.
Un besazo.
Victor, me encantan tus comentarios. Habría que publicarlos como entradas porque están llenos de filosofía.
Tienes toda la razón del mundo, sevillano. Gracias por tu visita.
Un besazo
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